viernes, 25 de noviembre de 2011

El colectivo estaba a punto de pasar la autopista, lo que significaba que debía bajar y que, quizá, eran los últimos instantes que compartiríamos juntos. Lo miré a los ojos y le dije: "¿Sabés que puede ser la última vez que te vea en la vida, no?". Me tomó la mano, sosteniendo su mirada con la mía por primera vez en todo el tiempo que nos conocemos, y me dijo: "No es la última. No quiero que sea la última. No te vayas nunca de mi lado" y en la oscuridad que produjo la autopista, que se suponía breve, me besó suavemente los labios y el sol se apagó para nuestros ojos, para siempre...